Son innumerables los exponentes que son presentados por el esclavo del mal de turno (el "DJ"). Cumbias de todos los colores y olores (MUCHA! MUCHA CUMBIA!), música nacional de los 80's, música barata del menemato. Todo junto y mezclado, formando coctel mental explosivo, que con el pasar de las horas va en un in cressendo hasta llegar al momento culmine: el carnaval carioca.
Con pocos alicientes mechados durante el horroroso espectáculo: por ejemplo el segmento "retro", donde podríamos escuchar algo de los genios de Liverpool, algún tema del REY, y algo de rock 'n' roll cincuentoso.
Pero no dura mucho. No señores. Estos pocos momentos de placer auditivo son robados apenas uno logra readaptar sus oídos, para enseguida volver al repertorio de mierda original. Como si se tratase de la mas cruel tortura china. Y caemos en la trampa. Siempre. Como a un niño al que le dan un caramelo y cuando se lo esta poniendo en la boca, se lo sacan. Humillación, odio, ira, repulsión, indignación e indigestión se mezclan en ese momento.
Hoy en día parece muy difícil pensar que en algún momento la humanidad va a lograr el tan ansiado paso evolutivo que la lleve a poder disfrutar de buena música en un maldito casamiento!!!!
No pido mucho. Ni siquiera algo extremadamente refinado. Incluso se aceptan bandas o DJ comerciales...
Basta de Rodrigo, Auténticos Decadentes, El Símbolo, Rafaela Carra, Pibes Chorros y toda esa fauna de energúmenos.
Si a Rinôçérôse, Air, Morcheeba y Groove Armada para disfrutar de una deliciosa entrada, plato principal y postre.
Si a The Rapture, The Charlants UK, Happy Mondays, Blur, The Stone Roses y Pulp (entre muchos otros) para la pista de baile.
Alguien!, por favor, quien sea! que traiga la paz a los maltrechos oídos de los habietues de casamientos y cumpleaños.
Alguien!, por favor, quien sea! que traiga pestes y plagas a los "DJ" de cumpleaños.
Alguien, por favor, quien sea! que nos acerque un hepatoprotector alrededor de las 4 de la mañana, cuando arranca la mesa de dulces.