Es difícil recordar que fue lo primero que pensé o sentí cuando escuche la primer canción de mierda de mi vida. Incluso es difícil saber cual fue. Ya que desde que era apenas un retoño (y mas aun por tener hermanos mayores) viví rodeado de música. La música siempre formo parte de mi vida. Desde los programas infantiles, hasta el colegio, las fiestas de cumpleaños, mas tarde los boliches, recitales. Todo potenciado en el 1 a 1, con la proliferación de artefactos musicalizadores portables. No se, y es probable que nunca sepa, cual fue mi primer canción de mierda. Y no importa tanto, ya que como dijo algún gran pensador de otros tiempos "toda la mierda es la misma mierda".
Pero sigue habiendo un pensar. Un pensar que no deja de azorarme. Que se arremolina alrededor de mi ser en las noches de insomnio. Que surge espontáneamente en los momentos mas imprevisibles, cual ataque epiléptico. Esta idea es "que me paso por la cabeza cuando escuche por primera vez música de mierda".
Retrotrayéndome 15 o 17 o mas años atrás, instituyo que inicialmente la reacción fue la misma que cuando escucho ahora, por ejemplo, Airbag. Con la diferencia de que en esa época, tal vez por falta de personalidad o de entereza moral, no pude decirle que no. Y cual joven y inexperto ser que era, sucumbí ante la tentación de lo masivo, de lo popular, en un claro signo de debilidad propio de la juventud.
No creo que mi caso sea muy distinto al de las demás victimas de este flagelo.
Tal debilidad del carácter me llevo a aceptar el hecho de que esa música que tan mal me cayo a primera vista, realmente no estaba tan mal. De hecho... no estaba nada mal. Mas aun, era algo "copado". Algo divertido. Algo que DEBIA gustarme. Y eso mismo paso. Caí como un gil.
Con el tiempo y el pasar de experiencias que fueron formando mi carácter, me encuentro hoy aquí. Viendo mi pasado. Como quien mira por la ventana un paisaje brumoso y ligeramente oscuro. Brumoso por el pasar de los años. Oscuro por las malas experiencias vividas. Estas experiencias que nunca en la vida vamos a poder dejar de lado. Por mas que roguemos e imploremos que surjan métodos similares al de la película "El eterno resplandor de una mente sin recuerdos". Pero dentro nuestro sabemos que eso no va a ocurrir. Que el peso (de sabernos cómplices de la difusión de la música de mierda) que llevamos hoy en el alma, nos va a acompañar por el resto de nuestras vidas.
Solo queda asumirlo y divulgarlo para, tal vez, sentir que compartimos la carga. Que no estamos solos. Que somos muchos los que sentimos lo mismo. Y así, poder recorrer el camino de la vida. De la vida marcada ... por las canciones de mierda.
Tuesday, August 29, 2006
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